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Caracas, 16 de mayo de 2015.- Los espacios del Teatro Municipal se hicieron precisos para conocer un poco de la vida del carismático, talentoso y sensible Guillermo “Memo” Morales, recorriendo el paso de una vida dedicada a la música en Caracas; el maracucho de los boleros, cumbias y merengues.
Memo habló de su recorrido, viajando al tiempo con su cara levantada, rememorando y haciendo a todos recordar sus inicios a través de las imágenes que quizás tuvo en mente por breves minutos; reconociendo personajes, anécdotas, ausencias y vivencias de épocas pasadas hasta la actualidad.
En el año 1943 Guillermo llegó a Caracas con sus padres y vivió en Catia, sus aptitudes artísticas musicales las empezó a desarrollar cantándole a la gente en los autobuses, de aquel umbral emanó un oficio de vida, renombre y una conocida voz; se hizo cantante profesional.
“Mis tributos de la música vienen de mi mamá que le gustaba mucho cantar y tocar guitarra y fue por ella que herede estas habilidades artísticas” señaló Memo Morales.
A los 15 años Cheo García lo contactó para que cantara en la Orquesta “Garrido y sus Solista”, indicó que “Cheo se vino para Caracas y yo me vine siguiéndolo a él y compré dos maraquitas y un uniforme y me puse a cantar Cargando los Corotos de Juanito Arteta, la Trompeta de Oro de América”, expresó.
“Billo me fue a buscar en donde yo trabajaba en aquel entonces imponiéndome que me fuera a cantar con él y así fue como empecé a compartir experiencias musicales con el gran maestro” indicó, Morales.
Compartió con grandes personalidades de la música como Cheo García, Felipe Pírelas y Billo Frómeta, «No tengo la menor duda de que mi pasantía por la orquesta de Billo me abrió muchas puertas. Ese fue un momento muy grande en mi carrera», señaló.
En efecto, durante 12 años perteneció a esta legendaria agrupación, la Billo’s Caracas Boys, que reunió a los mejores cantantes de su tiempo, y que se hizo elemento importante de todas las parrandas caraqueñas.
Hoy, sigue Billo Frómeta vigente en su corazón, sigue cantando con él y para él en Billo Centenario, manteniendo intactas las vivencias que compartieron en sus tiempos de juventud y al pasar del tiempo se mantuvieron.
“Yo invito a la gente para que venga y vea este espectáculo, porque vale la pena, porque es la creación de Billo cuando llegó a Caracas hasta que se murió (…) son tantas cosas que siento, yo todas las semanas sueño con el maestro Billo, tantas cosas que pasamos juntos y gracias a Dios la fama que tengo se la debo a él”, se despidió diciendo elocuentemente “me llaman Memo Morales porque siempre estoy bailando”. Finalizó.
