Jorge Rodríguez

Alcaldía

23.Jul.2014 / 01:10 pm / Haga un comentario

Caracas, 23 de julio de 2014.– Antonio Guzmán Blanco, nunca imaginó que la Plaza Bolívar, aquella que tanto admiró, sería el centro de la diversidad cultural de los pobladores de Caracas que sigilosamente han observado distintos  acontecimientos desarrollados en esta área patrimonial.

El amanecer es sinónimo de alegría en la Plaza, pues la ciudadanía se acerca desde muy  temprano para escuchar los cantos de las aves o para distraerse un minuto admirando las edificaciones históricas vecinas a este espacio, como el Palacio Municipal, La Casa Amarilla, La Casa del Vínculo y del Retorno, entre otras, espacios recuperados por la Alcaldía de Caracas, el Gobierno del Distrito Capital (GDC), de la mano del Gobierno Revolucionario.

Inmensos faroles de hierro realizado con diseños florales, guirnaldas, lazos,  con dos y cinco luces, adornan el área de unos 7 mil 300 metros cuadrados, los cuales han permanecido en el mismo lugar desde el momento de su instalación.

Y es que en ese proceso de trasformación de Caracas, para el año de 1874, Guzmán Blanco manda a erigir una estatua ecuestre vaciada en bronce, con la imagen del Padre de la Patria, Simón Bolívar, colocando el monumento en todo el centro de la Plaza, el cual hasta la presente fecha se conserva intacta a pesar de los incrementes cambios de la ciudad.

En aquella época, la meta propuesta por el entonces presidente venezolano, era trasformar ese espacio, ponerlo bonito para el pueblo, por ello, ideó la planificación detallada de cuatro fuentes ornamentales con figuras creativas, las cuales se conocen con los nombres de  Otoño, Invierno, Verano y Primavera, en representación  a las estaciones del año.

Todas las tardes  la Plaza Bolívar, se viste  de diferentes colores para recibir a sus visitantes, entre los cuales se observan niñas y niños con sus padres, alimentando a las aves, corriendo, jugando y realizando cualquier actividad recreativa para mantener  vivo el espíritu de esta  área emblemática.

Con 71 años de edad, el señor Aulio Mendoza, recuerda que en su niñez, adolescencia y juventud se acercaba para pasar parte del día, leer periódico, degustar un café y compartir con las personas parte de su vida cotidiana, así como escuchar las historias de la ciudad de Caracas.

“Siempre he visitado este lugar, con mis hijos y esposa, nos relajamos comemos y pasamos un rato agradable. Las cosas han cambiado ya no es lo mismo de antes, debemos dar ejemplo en conservar y mantener limpias las áreas comunes”.

Los años han transcurrido y este monumental espacio patrimonial ha demostrado mantenerse firme a pesar de que la ciudad de los techos rojos viene mostrando cambios significativos para entrar a lo moderno, pero sin perder la herencia que pasadas generaciones nos dejaron para recordar nuestras raíces y cultura.

 

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